El capitalismo, una economía basada en la extracción, debilita la tierra. Una tierra debilitada, cuyos preciados recursos son violentamente arrebatados y utilizados como combustible para un consumo incesante, provoca y agrava condiciones discapacitantes para personas y comunidades. El capitalismo se basa en la mentira de que la discapacidad es individualmente trágica y colectivamente onerosa. Se regocija mientras el mundo que nos rodea muere. Mientras el mundo muere, las personas discapacitadas (crips) saben que nadie del mundo corporativo supremacista blanco capacitista vendrá a salvarnos, incluso los gobiernos que compró.
A medida que las crisis climáticas se acercan rápidamente a un punto de inflexión previamente impensable, las personas disca en todas partes están en grave peligro.
Fuimos testigues de esto cuando “partículas” en el aire de las ciudades empeoraron el asma e hicieron que la COVID-19 fuera más mortal. Fuimos testigues de esto cuando les profesionales de la salud mataron a les crips en lugar de evacuarles durante el huracán Katrina. Sabemos que estamos a un apagón, a una “evacuación”, a una guerra del abandono.
Es por esto que las personas discapacitadas debemos actuar juntas, en unidad transversal entre discapacidades, para asegurar un futuro que nos incluya y nos acoja como personas discapacitadas. Esta es la razón por la que las personas discapacitadas más marginadas entienden tan profundamente el capitalismo capacitista cis-heteropatriarcal colonial de asentamiento, ya que tenemos la mayor experiencia en enfrentar y resistir su violencia, incluso en el caos climático. Es por eso que las Personas Discapacitadas Negras, Racializadas, Indígenas, Queer, No binarias y Trans deben estar a la vanguardia de los movimientos de justicia climática.
La justicia de discapacidad insiste en que reconozcamos que todos nuestros cuerpos son esenciales para cualquier movimiento hacia la justicia. Con demasiada frecuencia en el capacitismo, somos testigues de personas que creen que algunos cuerpos son superiores a otros cuerpos y, en esta visión miope y violenta, creen que sus vidas son más valiosas que otras. Esta arrogancia típicamente racializada es lo que sustenta el procesamiento acelerado de les refugiades ucranianes en contraste con les refugiades mexicanes, centroamericanes y haitianes que esperan en los centros de detención sin acceso a una atención médica segura.
Nuestros amados y complejos cuerpos discapacitados negros, racializados, indígenas, gordos, queer, no binarios y trans merecen tanto cuidados y ternura amorosa como cualquier otro cuerpo sobre la tierra. Las tierras marrones y verdes y las tierras deforestadas, las brisas frescas y limpias y el aire estancado y contaminado, los mares profundos sin luz y el arrecife de coral agonizante, todas las partes de nuestra debilitada y poderosa tierra merecen nuestro respeto y nuestro cuidado.
Sins Invalid declara que nuestro entendimiento y nuestras prácticas de liberación deben contener las complejidades de la experiencia de la discapacidad y el capacitismo racializado. Debemos abordar no solo la salud, no solo el respeto a la autonomía corporal, sino también la lucha por la justicia para todas las personas oprimidas y la tierra misma. Defendemos nuestra belleza colectiva, nuestra fuerza, nuestra sabiduría crip y nuestro amor mutuo a través de futuras victorias y pérdidas. Visualizamos el fin del fracking y la perforación corporativos, incluso mientras lamentamos las innumerables desapariciones de especies afines. Sentimos alegría al presenciar las flores brotar incluso a través de nuestro duelo por los cielos rojos o negros. Que nos acojamos les unes a otres a través de nuestras luchas y triunfos individuales, nuestras transiciones colectivas y más allá: porque esto es la justicia de discapacidad.